LO QUE APRENDÍ DE POLLYANNA

 Tenía ocho años y me regalaron para Reyes el libro de Pollyanna de Eleanor  H Porter. En la portada aparecía una niña rubia a la que yo veía preciosa (creo recordar que se describía con pecas y pelo rebelde), pero mis pecas sí que eran una verdadera condena y mi pelo con mi remolino también y lo empecé a leer y quise ser Pollyanna. Lo esencial de la novela era un juego que consistía en encontrar algo por lo que estar siempre contenta». Tras quedar huérfana, la pequeña Pollyana fue envida a vivir con su amargada tía. Lejos de rendirse, la pequeña no dudó en seguir aplicando día tras día esa filosofía de vida que le infundió su propio padre desde una edad muy temprana. El poder transformar la realidad en juego donde se trata de ver solo las cosas buenas y positivas. Así, un hecho más que curioso sobre el principio de Pollyanna, es que las personas optimistas no suelen recordar los eventos negativos de su pasado.

De pequeña estuve en un internado y la descripción más fiable sería el castigo, la falta de empatía y la infelicidad absoluta. Jugué al juego de Pollyanna. Con resultados relativos y también aplique mucha fantasía. Solo puedo decir que seguí siendo una persona alegre.

En mi trabajo pude observar de cerca el aumento de los programas de autoestima, qué era lo contrario de lo que viví mi niñez, pero también un exceso de ego por las nubes se convertía en un bajo rendimiento en muchos niños.

Se pone de moda la psicología Positiva, aunque se puede deducir que tiene un origen más acorde con lo religioso que con el desarrollo de una ciencia.

Siempre recurrir a la Filosofía me parece esencial Y la felicidad no es algo privativo de la Psicología, nos acerca a ella: la literatura, la espiritualidad, la poesía, la Historia, etc.

 Kant reflexiono: “Es falso, asimismo, creer que, de haber permanecido Adán y Eva en el Paraíso, no hubieran hecho más que estar juntos, cantar canciones pastoriles y contemplar las bellezas de la Naturaleza. En tal estado les hubiera atormentado el aburrimiento, lo mismo que a los demás hombres.” (Kant, 1803/2003, p. 63). “Es importante distinguir la felicidad momentánea del nivel de felicidad duradera.

SCHOPENHAUER un pesimista declarado nos habla sobre la arrogancia de las propias fortalezas.

Los románticos nos llevan a la melancolía como placer en la propia tristeza.

Podemos ser más felices disfrutando del momento, pero el reto de continuar siendo felices “Si se desarrolla una motivación, si se está motivado por el deseo del bien común, de ayudar, amabilidad, compasión y respeto. No importa que no se cumplan los objetivos, pero si el intento y el esfuerzo. Existe toda una industria de la felicidad en los libros de autoayuda, ya que la psicología tradicional se había centrado en lo negativo, la patología y el sufrimiento.

Llegar a esa Felicidad que proponen los libros de autoayuda, nos puede desalentar, ya que no es la negación: de la tristeza, del miedo, de la ira, etc . Lo que nos va a llevar a sentirnos bien.La negación nos conduce a dejar de sentir.

Y “Don’t Worry, Be Happy”,no nos funciona.

¿Y si no somos felices?

¿Por qué no lo alcanzamos?

Y por último un refrán, que a mi madre le gustaba. Se debe al escritor y pensador español Ramón de Campoamor (1817-1901). La cuarteta completa dice: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.

 

Reflexiones de verano con el Covid-19