El titulo es inquietante.
¿Encontraré las palabras?
Eso es otra historia.
Me vienen a la cabeza los inicios del Alzheimer, porque cuando por fin llegamos a esa palabra todo fue más fácil de llevar. Y luego dirán que las palabras no son mágicas .Los libros de medicina se llenaron de conceptos y cuando estos eran pronunciados ordenaban y arreglaban la realidad. Así dicho queda muy abstracto, pero con un ejemplo, es más fácil. Llevábamos unos meses que no la reconociamos, nos parecía: deprimida, vaga , dejaron de interesarle las cosas y sobre todo nos daba la impresión que lo hacia adrede para fastidiar. Repetía frases que cuando las pronunciaba por primera vez resultaban graciosas, pero cuando volvía una y otra vez , sentíamos temor. Y nos hacíamos las suecas, era la única manera de negar lo evidente cuando nos hace daño.
En fin, poseedora de la palabra me despedí de mi madre y pase a difrustar de ella de otra manera. Me encantaba bañarla ,olerla ,acariciarla ,ante sus mutismos ,yo le hablaba y hablaba como si fuera un lorito. Le encantaba estrenar cosas y las tiendas de los chinos se convirtieron en aliadas para que llevará un anillo o unos pendientes cada día. Quería quedarse siempre en la cama, ahorraba en gestos y palabras y también sabia disimular, lo hacia tan automático, que los conocidos y amigos decían : qué bien esta tu madre.
Repetía que se iba a morir pronto y yo siempre le decía lo mismo.:”Si tú te mueres, yo me voy contigo”. Pero, ella más sensata que yo, me respondía:- Mejor voy antes, veo como son las cosas y tu vienes luego.
Tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda ( Tiempo sin tiempo, M. Benedetti)
En aquellos días yo creía que me había despedido de ella, ya no era mi madre, tenia su cara, sus gestos, sus salidas humorísticas, pero todo lo demás se había ido.
Las alucinaciones tenían su parte graciosa, cuándo íbamos de compras, como se cansaba mucho la dejábamos en el aparcamiento, al volver nos contaba películas llenas de detalles: Ha venido un hombre, quería saber dónde estabas y como no se lo he dicho, me ha pegado un golpe en la cabeza, menos mal que he gritado y se ha ido corriendo..lo contaba sin dramatismo y después de unos días aprendimos a seguirle el rollo.
Las visitas médicas era para grabarlas, en la sala de espera nos preguntaba:”- ¿Y hoy ,es?. Lunes,mami. Y estamos en?. El hospital. Y en España manda. Zapatero”. Cuando nos tocaba entrar y el geriatra le hacia las preguntas de mini-menthal, las clavaba....se lo sabía todo. En una de las visitas le hicieron hacer un reloj, empezó bien, pero al final los números se le juntaron, los tachó, hizo un cuadrado y puso la hora que le habían dicho: las 10,30. Es un reloj digital, dijo muy ufana...
¿Se pierde la memoria personal ?.
En ese último año, confundía su historia con otras, hablaba de los hombres con decepción y amargura. Ella qué siempre decía que había tenido el mejor amante y marido del mundo. Casi lloré...;pero después me dije:”Será el Alzheimer” y me volví a instalar en mi mundo de certezas y de inmutabilidad.
Se murió fácil, lo hizo todo cómodo...Era una mañana de mucho sol, la respiración, hacia ese ruidito cómo de olla en ebullición, las facciones se iban disolviendo, seguí a su lado, mojándole los labios y leyendo un libro tristísimo sobre la muerte de Marian Kelles (otra casualidad),cuando mi hermana se acerco y me dijo:- Ya esta ; la abracé.
Su misa le hubiese gustado, oficiada por un cura con Parkinson , que se hizo un verdadero lío. Nos sentábamos y levantábamos con extrañeza (eso, no toca).Después, empezó a llamarla por otro nombre: “Estamos aquí reunidos para despedir a nuestra querida hermana...María”. Respiramos aliviados, sonrientes y nostálgicos. Hasta para despedirla le habían mandado uno de los suyos.
Preciosa entrada Clara. Aparezco así, un poco intempestivamente, porque acabo de encontrar, en una dirección de correo hace unos meses olvidada, como el blog al que está asociada, unas palabras tuyas por Navidad. Te las agradezco, aunque sea a destiempo. Cuando el filósofo Sartre tuvo que buscar un ejemplo del tipo de experiencias que nos sacan del sinsentido de la rutina cotidiana y nos ponen en contacto con una vida más auténtica, de una experiencia extraordinaria, propuso "ser rey, o morirse". No creo que sea un ejemplo macabro, ni un sarcasmo. Morirse es un asunto solemne y una experiencia importante para la gente que rodea y quiere al difunto. Y como todo en esta vida, creo que se puede morir de puro trámite o intentar morirse bien, tomándonos nuestro tiempo -si la fortuna nos lo permite- para prepararse y despedirse como Dios manda.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sólo el título es inquietante, sino que todo el relato, que es trata un asunto profundo, delicado, solemne. Tú lo has hecho con el debido cuidado.
ResponderEliminarUn abrazo, Clara.
Andri
Hoy hago pausa de mi descanso, para pasar por los blogs amigos, leerlos y comentarlos.
Una entrada preciosa Clara. Me ha encantado.
ResponderEliminarBesos!
No sé si lo que cuentas es autobiográfico o no, lo importante es que relatas algo cierto, lo describes muy bien, con mucho afecto, melancolía y hasta cierta dosis de humor. Todo eso trae esta enfermedad tan "misteriosa", que no terminamos de descifrar, aún con las explicaciones de los médicos.
ResponderEliminarEstoy viviendo muy de cerca este proceso en mi familia y escuchar de otros casos ayuda y acompaña en la difícil tarea.
Muchos cariños para tí!
He vivido 6 años con una paciente de ese mal.
ResponderEliminarMueren el espíritu antes que el cuerpo.
Prefiero decirlo así:
Se vació su casa de carne.
La memoria residual permitía que se moviese.
También distinguía, por instinto, la vigilia del sueño.
Se alimentaba como un cachorro irracional.
El alma había huido a buscar mejor suerte.
Y olvidó, imperdonablemente, su cuerpo en nuestra casa.
Seis años después de aquél suceso, los huesos casi sin traje, decidieron rendirse.
Gracias, SEÑORA DE LETRAS.
Su texto es magnífico, como siempre.
ABRAZO INFINITO DESDE ARGENTINA
SIL
@Carnets:
ResponderEliminarQué bien estas ahí.Se te echa de menos...Nos dejastes en la estepa Rusa y ya sabes que hace frío.Sartre,pensaba los conceptos,lo que está claro,que morirse bien debia formar parte del vivir. Pero: ¿nos dejan elección?.
Un abrazo
@Andri Alba.
ResponderEliminar¿Has descansado?..te imagino con tu libro y ya renovada de vuelta...Eso,es lo que nos gusta.
Besos,amiga
@Arcaiz.
ResponderEliminarYa sabes que me encanta leerte y las dosis de ironia. Besos
@Graciela.
ResponderEliminarSi lo he vivido muy cerca ...caliente...caliente. Con dosis de impotencia,lloros y también subidones. El cómo lo manejan los demás es una ayuda. Contemplarse en un espejo,hacer como sí..... y saber que tú también puedes.
Besosybesos
@Sil.
ResponderEliminar"Seis años después de aquél suceso, los huesos casi sin traje, decidieron rendirse".Me he quedado mal...eres el ama de las palabras,que se convierten en imágenes (Y ese, es el mejor don).
Un abrazo grande
Hola Clara, ya ves que poco he tardado en venir a emocionarme con tus letras,con esa historia hecha refugio de dolor,nostalgia e incluso dosis de alegría.
ResponderEliminarTodo me ha encantado,hasta esa comicidad del final que tanto le habría gustado.
Te sigo,si me lo permites,para venir a leerte más.
Un beso y gracias por venir.
Hola Clara.
ResponderEliminarPareces muy fuerte.
Seguramente lo eres.
Darle el tono cómico que le has dado a esa tragedia no es fácil.
Me has conmovido.
Drama que mantiene en vilo la atención de principio a fin, salpicada de humor como la pregunta de quien manda en España. Una vez diagnosticada la enfermedad, como todas las enfermedades diagnosticables los universos se diferencian al tiempo que surge otro rico en intensidades de vida que es el que percibo en tu relato. Nuestra era privilegia una sola manera de ser y de existir, manera cuestionada de varias formas y también po la literatura: La metamorfosis de Kafka, El extranjero de Camus o La muerte de Iván Ilich de L. Tolstoi. Muchos no decidirán la forma de su muerte conscientemente así como no se escogió el nacimiento ni su lugar, pero tal vez podremos tener la suerte de ser asistidos por el amor y entonces estaremos redimidos.
ResponderEliminarEsta publicación anuda la garganta.
Mi abrazo Eva.
Tú relato lleno de ternura, nostalgia y humor me emocionó hasta las lágrimas.
ResponderEliminarPd. Me apunto lo de las preg. en la sala de espera. (Aunque me falta muchísimo, mejor ir previniendo. Uno nunca sabe).
ResponderEliminarPD. Tu madre era muy sabia y tú por como lo manejaste, también.
ResponderEliminarJusto hace un rato visite a mi tío que tiene Alzheimer. Era un buen tipo que siempre me daba consejos.
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